Cuando inicie a trabajar en Visión Mundial Honduras, allá
por el año 2005, contaba con alguna experiencia en Desarrollo Social. Sin
embargo el proyecto que recién comenzaba sus actividades, venía con directrices
diferentes. Recibimos largos periodos de capacitación en temas como
planificación, diseño y monitoreo de proyectos, elaboración de informes, AIN-C,
Olla Común, USC, Recetas Nutritivas, Escuelas de Campo, etc.
Luego dimos inicio al reconocimiento de la zona, que
abarcaba comunidades muy alejadas, identificación de líderes, voluntarios de
salud y personas con vocación de servicio.
Continuamos con el levantamiento de la Línea Base,
instrumento diseñado por la institución con preguntas referentes a la condición
de vida de las familias de las comunidades intervenidas.
Conforme avanzamos en el levantamiento de la información
requerida, notamos lo poco que conocemos de la realidad de las comunidades más
abandonadas de Honduras.
Su carencia de los medios necesarios para la subsistencia es
casi completa. Casitas de varitas paradas con techos de paja o cinc
completamente derruido.
Niños y niñas con evidente malnutrición, adultos tímidos y
apocados, van surgiendo ante nuestra acuciosa mirada, todo denota una miseria
total.
Estas comunidades, dada su lejanía, casi nunca son objeto de
las intervenciones del gobierno o de las ONG´S.
Visión Mundial Rompe el hielo con su proyecto DAP (Proyecto
de asistencia al Desarrollo). Dando inicio a una serie de vanguardistas
estrategias en pro del mejoramiento de la calidad de vida de las familias
participantes.
Después de finalizar el levantamiento de la Línea Basal,
consolidar y digitalizar la información, se procedió con la Socialización del
proyecto ante las corporaciones municipales y fuerzas vivas de cada municipio,
valiéndonos de presentaciones y técnicas de ponencia innovadoras.
Luego replicamos ésta en cada comunidad, la asistencia a las
asambleas comunitarias fue nutrida, lo que facilitó la identificación de los y
las mejores voluntarios(as) para cada área programática.
Habíamos facilitadores de salud, de agricultura y de
alimentos, un líder de salud y otro de agricultura, un gerente por cada área y
personal administrativo y de logística.
Poco a poco y con acendrado esfuerzo se fue cubriendo todo
lo que contemplaba la propuesta. Había mucha expectativa en la población
beneficiaria y en los donantes.
Con el transcurso de los meses muchos cambios de
comportamiento comenzaron a notarse. Las tazas de desnutrición dieron muestras
de querer bajar, los controles estadísticos mostraban una tendencia al cambio
positivo.
En los hogares, otrora abandonados, se veían esperanzadoras
muestras de una mejora que recién comenzaba. En los rostros inocentes, antes
marchitos por la desnutrición, se reflejaba la luz de la alegría.
Los tímidos y asustadizos padres de familia se tornaron
decididos y vivaces; no cabía duda que los cambios daban paso al
anquilosamiento que por generaciones tenía prisioneras a éstas hermosas
comunidades de tierra adentro.
Las coordinaciones institucionales permitieron una cobertura
mayor, las alianzas estratégicas favorecieron el alcance de los objetivos y
metas que antes solo estaban impresos en un documento.
Actualmente y después de arduos esfuerzos, muchas familias
han incorporado a su diario vivir, hábitos y conductas saludables producto de
las actividades educativas que a su tiempo practicaron con facilitadores y
voluntarios.
Hoy, muchos de aquellos niños de cuyos rostros había
desaparecido la luz de la esperanza, culminan su kínder Garden e inician una
nueva etapa en la escuela de su comunidad, mejor nutridos y con la confianza de
llegar a ser hombres y mujeres de bien, con mejores expectativas que las que
les tocó vivir a sus progenitores.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Por favor haz tus comentarios basados en el tema, sugiere, aporta y exprésate con respeto. Tus lectores lo agradecerán.