Un conglomerado social consiste en un conjunto de organizaciones o unidades que de manera independiente desarrollan emprendimientos sociales y que, aunque cuentan con su propia estructura organizacional, trabajan bajo una estrategia compartida.
El éxito de la operación y el
desempeño social de estos conglomerados
depende de la centralización de ciertos aspectos críticos que le dan eficiencia
y eficacia a la organización.
Los conglomerados muestran diversidad y una compleja estructura
organizacional que requiere importantes esfuerzos de control y coordinación para
operar eficientemente.
Entonces, debe existir un delicado equilibrio entre
independencia y control. A este estado de desarrollo organizacional han llegado
pocos de los casos estudiados, generalmente llevados a cabo desde el tercer
sector.
Los casos analizados muestran que
el liderazgo en el conglomerado social
es de carácter político, y se manifiesta desde una unidad centralizada que
dicta lineamientos estratégicos comunes para los emprendimientos y coordina
funciones críticas para que el conglomerado opere eficientemente.
Estas funciones pueden incluir actividades
como recaudación de fondos, creación de una cultura común o implementación de
prácticas de gestión del conocimiento, entre otros, para lo cual es necesario
que el liderazgo posea capacidad de
coordinación.
Además, a fin de conseguir esta reorganización
de tareas, los líderes utilizan su capacidad política y de negociación para
ensamblar las diferentes actividades del conglomerado
bajo una estrategia común y conciliar las tensiones que puedan surgir entre los
distintos emprendimientos.
La consolidación de la
visibilidad externa del conglomerado
—en sus industrias, sectores o países— se convierte en otra tarea desarrollada por
los líderes en esta etapa.
La intensa descentralización de
operaciones ocasionada por la necesidad de reorganizar y expandir la diversidad
de emprendimientos sociales —por
regiones, productos o servicios— a veces impulsa a las empresas sociales a
concentrar algunas de las funciones administrativas en una unidad central.
Es por eso la importancia de una
estrategia común. Es entonces cuando algunas funciones administrativas se
desempeñan bajo una directriz compartida, impulsadas por un liderazgo claro y
firme.
En una cartera de emprendimientos sociales se requiere un alto grado de coordinación
para aprovechar las oportunidades de sinergia y para evitar tensiones que se
puedan generar entre las unidades autónomas.
Así, la organización ya no pone
énfasis en la búsqueda de la eficiencia en los procesos internos, sino que
desarrolla un enfoque hacia el exterior. Tanto la capacidad coordinadora como
la política son fundamentales para el éxito de estas tareas.
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