¿Qué hacer en momentos de desesperación?

Hombre desesperado
Nuestra vida discurre entre una mescla de alegrías, tristezas, júbilo y desesperación. Es necesario que atravesemos por momentos de desesperación y angustia, en estos momentos aprendemos el valor de cada instante.

Tú has visto personas enfermizas, personas frágiles que no podrían trabajar una hora, bastarse a sí mismas cuando se encuentran frente a grandes responsabilidades, y hacerse fuertes y resistentes bajo la carga. Las crisis no sólo aprovechan nuestras reservas de energía, sino que crean nueva energía.
Dios con todo su inmenso poder esta en donde se le necesita. La abundancia esta siempre en donde tú estás, y es lo que tú necesitas. No importa si es enfermedad o dificultad, pobreza o peligro, lo que necesitas está aquí, esperando que lo tomes.

 Has frente a tu dificultad audazmente, sabiendo que tienes a tu espalda el respaldo de un poder infinito, y encontrarás que ese poder te rodea y viene en tu ayuda. Es como un autor que escribe un libro. Por mucho tiempo trabaja en una clase de niebla mental, pero, si persevera, aparece de súbito una luz que clarifica sus ideas y le muestra la manera de arreglarlas lógicamente.

 En momentos de desesperación, sentirás un impulso de energía desconocida que se eleva en tu alma. Eso no significa que no tendrás dificultades. Las dificultades te hacen bien. Son el ejercicio de tu mente. Tú eres más fuerte y mejor cuando las has vencido. Pero considéralas como simples ejercicios. Cómo ejercicios que te son dados para que puedas aprender a usar la mente, a encontrar lo que necesitas.

Recuerda esto: no importa la catástrofe que caiga sobre la humanidad, no importa lo que la pérdida sea, tú y los tuyos pueden librarse de ella. Hay siempre un camino de seguridad para el individuo. Hay siempre un “arca” en el cual unos pueden salvarse del diluvio.

 El nombre de esa arca es comprensión, comprensión de tus habilidades interiores. Si el mal nos amenaza, si el fracaso, la enfermedad o el accidente parece inminente, sólo tenemos que decir que esos males no vienen de Dios por lo tanto no tienen poder sobre nosotros. Son simplemente la ausencia de la condición verdadera que Dios conoce.

Mientras mayor sea tu necesidad con más seguridad puedes satisfacerla, si comprendes esta verdad. No hay condición tan desesperada, no hay causa tan perdida, que no pueda ser salvada por esa verdad. Una y otra vez enfermos desahuciados por los doctores se han recobrado milagrosamente, ayudados por la fe de alguna persona amada. 

Y de la misma manera, hay innumerables ejemplos de que la calamidad que amenazaba se ha convertido en una bendición. La calamidad más grande es nuestra falta de fe. Siempre buscamos las dificultades, las visualizamos. 

Somos como la anciana que “goza de mala salud”. Siempre ponemos la palabra “pero” después de nuestros deseos y anhelos, creyendo que hay muchas cosas que son demasiado buenas para nosotros. Creemos que hay un poder aparte del bien, que puede privarnos de todas las bendiciones que nos pertenecen. 

Dudamos, porque no podemos ver la forma en que nuestros deseos pueden ser satisfechos. Ponemos un límite al bien que puede alcanzarnos. Esperar menos es recibir menos, porque eso disminuye tu capacidad para recibir. Muchas bendiciones.


Compartir

Jogly Sú

Mi nombre es Jogly Sú, creador y administrador de este sitio, Muchas gracias por leer nuestros artículos, te agradeceré si lo compartes.

  • Youtube
  • Twitter
  • Pinterest
  • Facebook
    Comenta como Blogger
    Comenta como facebook

0 comentarios:

Publicar un comentario

Por favor haz tus comentarios basados en el tema, sugiere, aporta y exprésate con respeto. Tus lectores lo agradecerán.