El mantener una actitud
positiva en medio de los sufrimientos es la clave hacia una vida triunfante en
Cristo. “Más a Dios gracias, el cual hace
que siempre triunfemos en Cristo
Jesús” (2 Co 2:14.
Reconozcamos
la mano de Dios en los problemas Pablo no escribió éstas
palabras en su teoría, siendo que había tenido muchas experiencias y prácticas
en la vida para respaldar sus escritos. Usted puede recordar la ocasión en la
cual echó fuera un demonio de adivinación de una joven de Filipos. Esto trajo
como resultado lo siguiente: “y
agolpándose el pueblo contra ellos, y los magistrados rompiéndoles sus ropas,
les mandaron azotar con varas. Y después que los hubieron heridos con muchos
azotes, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con
diligencia, el cual recibido éste mandamiento, los metió en la cárcel de más
adentro; y les apretó los pies en el cepo. Mas a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los que
estaban presos los oían” (Hch 16:22-25).
Dios, fiel a sus promesas,
había rodeado a Pablo y Silas con “cánticos
de liberación” (Sal 32:7)
¿Qué sucedió como
resultado de cantar sus “canticos de liberación”? Dios envió un terremoto que
liberó no solamente a Pablo y a Silas, más a todos los prisioneros también. El
carcelero se convirtió y se llevó a Pablo y a Silas a su casa como huéspedes de
honor. Como resultado de esto, se estableció una buena iglesia en Filipos.
La gracia que Pablo y
Silas recibieron para orar y cantar en tales circunstancias fue un milagro. Sin
embargo. Él hará lo mismo por usted y por cualquier cristiano que camine en el
Espíritu, y que no se queje contra Dios y los demás cuando las pruebas y
tribulaciones vengan. Reconozca la mano
de Dios en cada prueba que le venga. Su respuesta o reacción ante las
circunstancias que le sobrevienen
determinaran si usted se amarga o se endulza. Lo que hace la diferencia es el
“yo”. Dios desea que usted entienda que: “Y
vivo, no ya Yo, mas vive Cristo en
mí” (Ga 2:20). Si usted mantiene una “actitud positiva en Cristo” ante la
adversidad diciéndole: “Señor, veo Tu mano en esto; gracias por moldearme, por
enseñarme”, entonces recibirá gracia especial de su parte para llevarle hasta
el triunfo.
Del
Cayado del Pastor.
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