En la sección precedente se describen diez categorías de riesgo. ¿Qué se puede hacer (o no se puede hacer) para gestionar estos riesgos? Aquí hay implícito un supuesto importante y válido: si un prestador está satisfecho con la manera en la que se está gestionando un riesgo, es posible que esté siendo bien gestionado (en caso de que no se haya presentado este punto con la suficiente claridad hasta ahora, repetimos que los prestamistas no están dispuestos a aceptar un riesgo que no pueda asignársele a otro).
El riesgo de compleción puede ser gestionado por el tipo de contrato que se realice para el diseño, la construcción y comienzo de operaciones. Uno de los términos utilizados es “IAC”. Otro es “precio fijo”. Tomados en conjunto, se trata de un tipo de contrato en el que una sola empresa fiable asume la responsabilidad del proyecto de construcción. IAC es la sigla correspondiente a “ingeniería, abastecimiento y construcción”. “Precio fijo” significa que, independientemente del costo, el contratista de IAC completará el proyecto por el precio concertado. Un contrato de IAC de precio fijo es sólo uno de los instrumentos de gestión del riesgo disponibles.
El riesgo tecnológico se gestiona por lo general con garantías de los proveedores de los equipos y también mediante la aceptación de procesos de prueba. Hay otro tipo de contrato según el cual una parte fiable se hace cargo de la operación y mantenimiento de la tecnología (a veces la misma entidad que construyó el proyecto o suministró los equipos).
Para gestionar el riesgo de provisión se suelen realizar contratos por períodos largos y con precios predecibles para asegurar la provisión ininterrumpida de insumos. En ausencia de este tipo de contratos de provisión, el promotor debe poder demostrar que la provisión disponible de insumos en el mercado al contado es más que suficiente para satisfacer las necesidades de la empresa.
El riesgo económico requiere datos y análisis concretos por adelantado, combinados con suficientes recursos por parte del promotor y del equipo propietario para realizar cambios a medida que se produzcan variaciones en el mercado.
El riesgo financiero se puede amortiguar estableciendo contratos financieros de largo plazo teniendo múltiples alternativas si la refinanciación no fuera sensata (por ejemplo, acuerdos de venta del proyecto).
El riesgo de moneda depende en gran medida de la proporción de flujo de fondos denominada en moneda local en relación con el flujo de fondos denominado en divisas. Si la proporción de flujo de fondos en divisas con respecto al flujo de fondos en moneda local es pequeña, también lo es el riesgo de moneda.
Pero si el cien por ciento de los ingresos y los gastos son en moneda local y el servicio de la deuda es en divisas, y si las fluctuaciones en el tipo de cambio son significativas, el riesgo aumenta rápidamente. Para gestionar este tipo de riesgo hay contratos (de cobertura) y condiciones (reservas) especiales.
El riesgo político es una categoría de riesgo en donde se pueden contratar seguros (por ejemplo, al riesgo de que un gobierno pueda nacionalizar un bien), aunque esto se aplica más a transacciones más grandes y complejas que las típicas transacciones de transferencia de tecnología.
El riesgo político se gestiona mejor si se está sometido a una estructura normativa predecible y coercitiva que se aplica también a otros. Esto habla en disfavor de la tendencia a buscar excepciones por parte de los gobiernos porque las excepciones muchas veces no sobreviven las transiciones de poder o no tienen la seguridad de que afectan también a los demás.
Los riesgos sociales y ambientales, al igual que los riesgos económicos, requieren que se lleve a cabo el trabajo anticipado y la planificación apropiados, y que se establezcan las relaciones adecuadas. Se han escrito volúmenes sobre hacer participar a toda la comunidad y llevar a cabo estudios a fondo. No prestar atención a esos volúmenes produce riesgos ambientales y sociales. Los prestamistas quieren asegurarse de que todo irá sobre ruedas.
Los riesgos de fuerza mayor se refieren a la ocurrencia de catástrofes. El instrumento de gestión de riesgo más común es el seguro. Los seguros cubren tantas posibilidades —lesiones, muerte, incendio, explosiones— que, cuando estén disponibles y sean asequibles, deben ser un componente importante de la planificación y la aplicación.
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)
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