Con una gran molestia racional he considerado algunas de las muchas situaciones anómalas que suceden en nuestra patria:
· Los estratos sociales más poderosos del país son los que por generaciones han establecido las leyes que nos gobiernan, es fácil deducir que los mayores beneficios se los llevaran ellos, en detrimento de los que no tienen voz.
· Los sectores poderosos cercanos al gobierno se han beneficiado por décadas de las concesiones otorgadas por éste. Haciéndose ricos con una facilidad palpable.
· Los reclamos de los pobres en defensa de sus derechos rara o ninguna vez son escuchados.
· Los diputados elegidos como representantes del pueblo, a quien verdaderamente representan es a sus propios intereses.
· Lo que los políticos prometen en tiempo de campaña electoral, no lo cumplirán ni en esta vida ni en la venidera.
· La mayoría de los que se han postulado para algún cargo de elección popular, cuando llegan a él se vuelven corruptos.
· Los funcionarios públicos, salvo raras excepciones, son soberbios, engreídos y petulantes.
· Tan delincuente es el que asesina, asalta o viola como lo es el funcionario público corrupto. Solo que para este no hay cárcel.
· Son miles los que quieren introducirse en cargos de elección popular, llegando incluso a denigrar, mentir, sobornar y aun asesinar por estar en ellos.
· El pueblo muestra signos de masoquismo. Siente placer en su sufrimiento.
· La única manera en que el pueblo puede reivindicar sus derechos es en la calle, por la fuerza del reclamo masivo.
· Para ser diputado hay que ser rico, forzosamente. La campaña electoral es cara.
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