El término alcoholismo, creado por MAGNUS HUSS, un eminente médico sueco del año 1849, significa la intoxicación que se produce en el organismo por la ingestión de alcohol, originando graves perturbaciones en lo físico y psíquico.
Las últimas estadísticas en nuestro país nos dicen que el 70% de nuestra población, de mayores de 15 años consumen bebidas alcohólicas, cifra realmente escalofriante por cuanto aproximadamente la mitad de los Hondureños constituye la gente joven.
Sugiero la lectura del pequeño libro Así me convertí en alcohólico, trata sobre experiencias del autor en su ingesta de alcohol y drogas.
El consumo de alcohol permanente, cambia absolutamente las aspiraciones humanas, destruyendo vidas, hogares, economías, originando también accidentes de tránsito, despilfarro de dinero, delincuencia y en el ámbito laboral el desempleo del enfermo.
En referencia a las mujeres que toman mucho, les produce una serie de trastornos, especialmente cuando se embarazan, al margen de que observar a una dama ebria significa atentar contra su feminidad, decoro y postura.
En el ámbito psicológico consumir alcohol generalmente produce placer al humano y muchos lo consideran un escape a su realidad, a sus problemas y frustraciones. Después de uno o dos años de beber alcohol inexorablemente el cuerpo y la mente se vuelven dependientes y es muy fácil advertir que se deterioran las relaciones familiares y sociales, al margen de la baja producción laboral e intelectual.
En síntesis, el alcoholismo afecta no sólo al que consume sino a toda su familia que sufre y evidencia el deterioro diario de su ser querido inmerso en esta enfermedad a la que debemos combatir y fundamentalmente prevenir desde la niñez.
Lamentablemente el alcoholismo no controlado casi siempre conduce al enfermo al hospital, a la cárcel o, lo que es peor, al cementerio.
Todos tenemos la ineludible obligación de contribuir directa o indirectamente a apoyar o promover acciones que ayuden a los enfermos alcohólicos o a los que se conducen peligrosamente por este sendero, para que recapaciten y con un esfuerzo tal vez extremo se aparten del terrible flagelo del alcohol y las drogas.
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