Los procesos de gestión en emprendimientos sociales conducidos por OSC revelaron dos patrones culturales predominantes: la informalidad en el día a día de la administración y la participación activa en redes de organizaciones sociales.
Esto le presenta al gestor el desafío de conciliar los beneficios
resultantes de la diversidad cultural del trabajo y de la informalidad en las
relaciones entre las personas, con la necesidad de garantizar niveles
satisfactorios de desempeño organizacional y la propia sostenibilidad del
emprendimiento.
Por lo tanto, es importante que el gestor esté atento a la
posibilidad de confrontación entre patrones culturales y promueva la
integración de opiniones y expectativas orientadas a una “cultura de la
efectividad”.
Algunos elementos cruciales para alcanzar ese objetivo son
las prácticas de administración estratégica, los procesos de planificación
participativa, las inversiones en educación y capacitación y, principalmente,
la construcción de un clima interno de confianza y de compromiso con los
resultados.
En los casos estudiados se observó la existencia de un
patrón cultural de informalidad en las prácticas referentes a controles
presupuestarios y financieros, así como el empleo escaso de las funciones de
planificación y evaluación, muchas veces reconocidas como importantes, pero
inmaduras en estas organizaciones.
Además de la informalidad, existe otro
patrón recurrente que es la priorización de actividades asociadas a la causa,
en detrimento de actividades de soporte; así, a estas últimas no se les dedica mucho
tiempo y energía, y se consideran menos gratificantes que las primeras.
Los más
diversos emprendimientos cuentan con individuos interesados en el trabajo
voluntario o asalariado que desean estar en contacto directo con la población
en la que focalizan su acción, ya sea en un trabajo de campo o en una actividad
específica del proyecto, pero que se niegan a ocuparse de tareas
administrativas y de gestión.
En este aspecto, se hace evidente la necesidad de
invertir en programas de concienciación y de capacitación que les proporcionen
a todos los colaboradores una visión sistémica e integrada de los emprendimientos sociales en donde
quieren actuar.
Una vez que han aprehendido esa visión, las personas pueden
reconocer la importancia de las actividades que son un medio para alcanzar el fin
y la de aquellas que son un fin en sí mismas, todas ellas necesarias para el
buen desempeño de las entidades.
Los cambios del contexto externo hicieron que las OSC vieran
la necesidad de perfeccionar sus controles administrativos y de enfocar su desempeño
en resultados pasibles de evaluación. Esto viene generando cambios en el patrón
cultural de informalidad y realzando la importancia de supervisar los proyectos y programas sociales.
En la Fundación Comunitaria Oaxaca se estableció un proceso
de evaluación de proyectos y programas que identifica tres niveles de impacto:
individual/familiar, organizacional y social, utilizando indicadores tangibles
e intangibles para hacer viable el seguimiento de los resultados.
Esto ha
incrementado la formalización de los procedimientos de gestión adoptados,
alterando los patrones de comportamiento, relación y desempeño.
Otra evidencia del perfeccionamiento de controles
administrativos en OSC puede verse en Colsubsidio,
que actúa en el sector de previsión social en Colombia. En esta organización se
observó también que, gradualmente, los controles administrativos formales,
cronogramas, planes de metas y objetivos fueron transformándose en herramientas
gerenciales aceptadas y valoradas.
En casos como este se configura un nuevo patrón cultural, pues procesos de
trabajo y de gestión antes considerados inadecuados por haber sido creados para
organizaciones empresariales van siendo absorbidos por la práctica cotidiana e incorporados a la
cultura organizacional.
En Colsubsidio,
el seguimiento trimestral del cumplimiento de metas de indicadores y su
divulgación a través de la red interna de comunicación dejaron de ser
considerados métodos invasivos y de excesivo control, y empezaron a asociarse
con la transparencia y la posibilidad de compartir las informaciones.
La implementación inicial de indicadores de resultados en
las dos organizaciones citadas —aunque estos no reflejaran la unanimidad de opiniones
entre los colaboradores— se presentó como un factor esencial para perfeccionar
los procesos de gestión y obtener un mejor desempeño.
La medición de resultados
contribuyó a una mejor sistematización de los encuentros y reuniones entre
colaboradores, resaltando los beneficios
de la creciente formalización de las relaciones interpersonales.
Esto impulsó
una planificación más adecuada de actividades, estimulando el compromiso de los
colaboradores con la implementación de las acciones planificadas y confiriendo
una dinámica positiva, orientada hacia el perfeccionamiento continuo.
La participación activa de los emprendimientos sociales de las OSC en redes de organizaciones
parece mejorar de manera significativa los procesos de gestión. El incremento
de la participación comunitaria en
las organizaciones sociales sin fines de lucro tiende a fortalecer la
interacción entre grupos de actores sociales, consolidando la formación de
capital social organizado y activo en ambientes de diversidad cultural.
Un ejemplo de ese proceso
puede observarse en la organización GOB Menorca,
de España. En esta entidad, la contribución de más del 2% de la población de la
isla de Menorca se obtiene a través de donaciones y trabajo voluntario en pro
de su causa, que es la preservación y defensa
del medio ambiente y el desarrollo sostenible.
Tal índice de participación
comunitaria supera el obtenido por organizaciones similares en España,
confiriéndole a GOB un alto potencial de crecimiento en su dinamismo e impacto social.
De esa forma, se produce el perfeccionamiento del aprendizaje organizacional en
un contexto de diversidad, caracterizado por procesos de transformaciones
socioculturales que benefician, simultáneamente, a la organización y su causa,
además de a la comunidad y a los participantes de la red.
Los beneficios y desafíos inherentes al funcionamiento de
redes de OSC son claramente ejemplificados en CorrenteViva, una red que aglutina 30 OSC brasileñas dedicadas al trabajo
comunitario en sus localidades.
Haciendo hincapié en la promoción del fortalecimiento de las
organizaciones participantes, la red se guía por el principio de “dividir
responsabilidades para multiplicar resultados”.
La capacitación de sus miembros
en técnicas de planificación y elaboración de proyectos, así como el
fortalecimiento de alianzas externas con instituciones de los tres sectores,
constituyen ventajas para enfrentar los nuevos desafíos inherentes a la propia participación
en la red.
Esa misma participación puede llegar a chocar con la atribulada vida
cotidiana de las organizaciones y sus escasos recursos materiales y humanos. Es
el llamado “dilema de la doble lealtad”, en que los requerimientos de la red y
de las OSC se disputan el trabajo y la dedicación de sus integrantes.
La adopción de herramientas de gestión estratégica es un
medio importante para administrar conflictos de esa naturaleza. Corrente Viva
desarrolló el llamado PEPI (Plan Estratégico Participativo e Integrado), cuya metodología
consistió en la identificación de necesidades internas y externas de cada
organización de la red, a los efectos de subsidiar un plan de acción conjunta.
Las fases de planificación promovieron la concienciación de los gestores
respecto a las fragilidades y potencialidades de sus organizaciones, lo que dio
origen a trabajos en grupo sobre temas de interés común. La participación
voluntaria de representantes de las diversas OSC en esos frentes de trabajo
permite el desarrollo de una visión sistémica e integrada de red.
Tal proceso
ha contribuido al aprendizaje organizacional y, consecuentemente, a la
conciliación de los intereses comunes e individuales de cada OSC. Se observa,
así, el simultáneo cambio de los patrones culturales y de los procesos y
prácticas de gestión adoptados por la red, conjuntamente y en cada uno de los emprendimientos sociales
que participan en ella.
En el caso de los emprendimientos sociales aquí estudiados,
cabe resaltar la acentuada tendencia hacia el cambio cultural, en vista de que
se abandonan gradualmente los métodos informales y se adoptan formas más profesionalizadas
de gestión.
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Jogly Sú
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