Juan tiene cuatro hijos, su
escasa educación le impide encontrar un empleo digno, si encuentra algún trabajito
es mal remunerado y no le alcanza para cubrir las necesidades básicas de su
hogar.
Un martes a las 2:00 am dos de
sus hijos son presas de una grave enfermedad, completamente angustiado, junto a
su mujer, salen en busca de un médico cercano, llevando en sus brazos un niño
cada uno.
Una clínica privada es la única que
está abierta, la doctora le diagnostica una pulmonía severa a las dos criaturas
y les dice a sus padres que deben llevarlos con urgencia al hospital. Por la
consulta les cobra L.150.00, ella cobra 250.00 pero al verles su pobreza les
tiene consideración. Juan con enorme vergüenza le dice a la doctora que si le
da “chance” de pagarle dentro de 4 días. La doctora no tiene alternativa.
La mujer de Juan se dirige a la
terminal de los buses sin un centavo en la bolsa.
Mientras tanto Juan en su angustia
busca como agenciarse de algún dinero, se introduce en una propiedad privada y
comienza a sustraer objetos de valor, con tan mala suerte que es descubierto
por los dueños de la casa, quienes de inmediato llaman a la policía.
Se llevan preso a Juan, él les
explica todo lo que está atravesando, lamentablemente es un delito y hay que
castigarlo con cárcel. A Juan le dictan auto de formal prisión. La sentencia
definitiva lo condena a 6 años de cárcel. Mientras sus hijos mueren en un
abandonado hospital.
Un adinerado funcionario público,
con una profesión de prestigio, con todas sus necesidades cubiertas, viviendo en
una zona residencial de lujo. Es acusado de malversación de millones de Lempiras del erario Público. Su hacienda personal ha crecido. Hacen una
tremenda bulla en algunos medios de comunicación sobre la sinvergüenzada de
éste funcionario.
Por presión social el Ministerio Público hace como que
investiga el caso y que quiere meter en la cárcel al Ladrón de cuello blanco.
Pero todo se queda en bulla, sigue libre y millonario, es un ladrón pero para
él no hay prisión.
Líderes religiosos representantes
de miles de templos, conocen de lo acontecido, tanto a Juan como al funcionario
público. Con inusitada hipocresía alaban al potentado aunque sea ladrón y
condenan al “pelado” Juan por su pobreza.
¿Qué les parece la justicia de
Jonduras (como dice el gringo)”
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