Piense por un momento y sienta
hondo en su ser el terrible martirio de una enfermedad difícil de explicar, los
médicos no encuentran la causa real de la enfermedad y se sienten incapaces de
brindar un diagnóstico real.
¿Quién no ha escuchado a personas
quejarse de enfermedades a las que no se les encuentra una explicación
científica?
Pues eso es lo que se realiza en
las distintas ramas de las artes ocultas: hechicería, brujería, espiritismo,
adivinación, magia, encantamientos, maldiciones y prácticas relativas a los
médiums para entrar en contacto con los espíritus de personas muertas y proyección
astral o espiritual unas con el fin de ayudar, otras con el de perjudicar.
Esta actividad de la carne en la
esfera espiritual abarca por lo menos nueve áreas:
1. Cualquier clase de práctica
que tiene como meta entrar en contacto con el mundo espiritual (ángeles,
espíritu [fantasmas] de muertos y otros) con propósitos egoístas.
2. Intentar lo anterior incluso
sólo por curiosidad.
3. Tratar de manipular el mundo
espiritual para que haga lo que uno quiere.
4. Intentar obtener conocimiento
del mundo espiritual fuera o más allá de lo que Dios ha revelado en su Palabra.
5. Conseguir poder del mundo
espiritual sobre la vida propia, la de otros y/o sobre las circunstancias y
acontecimientos de este mundo.
6. Conseguir poder del mundo
espiritual para hacer el bien a uno mismo u otros, como por ejemplo: sanar, mejorar
las finanzas u obtener placeres; o para dañar a quienes obstaculizan el bien
que uno desea y busca.
7. Obtener protección de los
buenos espíritus contra los espíritus malos y perversos.
8. Entrar en contacto con los
espíritus [fantasmas] de los muertos.
9. Entrar en contacto o servir a
Satanás en oposición al verdadero Dios o al Señor Jesucristo, por el motivo o idea,
cualquiera que sea, que uno tenga sobre la persona y actividad del diablo.
La hechicería incluye la esfera
de la magia (no la prestidigitación), es decir, el uso de drogas, salmodias y rituales
que poseen en sí mismos poder para producir los resultados deseados o los
cambios que se quieren obtener en las personas, circunstancias o
acontecimientos, tanto «magia» negra como blanca.
Si los creyentes sinceros
quebrantan las normas bíblicas buscando experiencias espirituales, incluso si
con sinceridad las buscan del Espíritu Santo, pueden ser engañados por espíritus que falsifiquen al Espíritu de Dios y sus dones.
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