Nuestra mente atrae hacia sí
cualquier cosa que le sea familiar.
Si estas asustado atraerás experiencias
que te asustarán. Si estas confuso, tu mente llevará hacia ti una mayor
confusión. Si crees que no puedes ser, hacer o tener algo, crearás las circunstancias
propicias y encontrarás a la gente adecuada para probar que, en efecto no
puedes.
Si piensas que eres gordo te mantendrás
gordo. Puede que pierdas peso y pases por encima de tu creencia, pero en lo que
dejes de prestar atención y te relajes, tu mente subconsciente tomará el mando
y confirmará automáticamente de nuevo tu certeza de que eres una persona gorda.
El propósito del subconsciente es
demostrar que tus creencias son correctas. Actúa como un filtro de la información
que recibes del mundo exterior, transformándola y adaptándola para que
concuerde con tus creencias o con la imagen que te has creado de las cosas y de
ti mismo.
El no piensa por sí solo,
simplemente se programa en base a las ideas y conceptos que tú mismo le has ido
suministrando a lo largo de tu vida, nada más ni nada menos.
Esto puede causar que te sientas
impotente para cambiar las circunstancias que te rodean, y decidas buscar apoyo
en otras personas o en alguna organización. Buscarás algo o alguien exterior a ti
mismo para satisfacer tus aspiraciones.
Pero, cuando logras comprender
que todo lo que tú deseas puede ser creado por medio de tu mente gracias al
pensamiento correcto, que sencillamente es un pensamiento claro, te darás
cuenta de que solamente tú puedes darte a ti mismo lo que deseas.
Lo primero que se necesita para
empezar a utilizar ese poder latente que está en nosotros, es confiar en él. Claro,
si uno observa alrededor, hay miles de acontecimientos que nos impulsan a
dudar: injusticias sociales, hambre, guerras, criminalidad, etc…Ahora bien,
recordemos que ese poder apoya todas nuestras decisiones, sean estas buenas o
malas: si elegimos algo equivocado, por ignorancia, él nos mantendrá en el
error hasta que cambiemos la elección. Entonces apoyará incondicionalmente
nuestro nuevo rumbo. Todo proviene de nuestras propias ideas.
Siempre estamos a la espera de
algo: en vez de vivir el momento presente, andamos con la cabeza volteada hacia
una especie de futuro nebuloso e incierto, en el cual existen todas las maravillas
del universo para nosotros, y nos
olvidamos de aprovechar los instantes que van transcurriendo.
En la vida solo existen
motivaciones y resultados, o sea, acciones. Al estar únicamente a la espera,
dejamos de movernos y nos estancamos, sin darnos cuenta, y así dejamos de
obtener resultados, pues estos se encuentran en el “momento futuro” que por
supuesto nunca llega, ya que no le vemos tampoco cuando aparece, por estar
fuera del presente.
Esperar es una trampa que limita
nuestras posibilidades y nuestra creatividad, poniéndonos en manos de una
solución que tiene que venir desde afuera. Preguntémonos: ¿Qué pasa si la ayuda
no aparece?
Si observamos el desenvolvimiento del mundo y
la sociedad hasta hoy en día, tendremos suficientes pruebas de que la espera de
soluciones externas a nosotros mismos no es funcional en absoluto, y que la única
manera de obtener resultados es buscar las soluciones dentro de nosotros
mismos. No podemos cambiar y mejorar el mundo si antes no cambiamos y mejoramos
como individuos.
La solución está en nuestra
habilidad para darnos cuenta realmente de nuestro potencial ilimitado de acción
y creación, y comenzar a tomar responsabilidad por todo aquello que nos ha
sucedido, ya que a través de aquella ley de atracción, de causa y efecto de la
que hablamos en otra entrada, nosotros mismos atraemos todo lo que
experimentamos, ya sea de manera consciente o inconsciente.
Puede que al principio sea duro
de aceptar, ya que siempre le hemos echado la culpa a los demás: al gobierno,
al vecino, al jefe, al esposo o esposa, a los padres y hasta a Dios. Cualquier cosa
que otro nos haya hecho, hemos participado en ello y de alguna manera somos
responsables del hecho.
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