La frase es tomada del escritor
argentino José Ingenieros.
Es innegable que a la persona de
escasos recursos, la pobreza le ha colocado una mordaza, le ha trabado la
lengua y le ha paralizado el corazón.
Si observamos con detenimiento
nuestro alrededor nos daremos cuenta que la escasez económica es un real impedimento
para la sociedad, la familia y el individuo.
La persona que no tiene un céntimo
en su bolsa y que tampoco tiene un medio legal para proveérselo camina
cabizbajo, con la mirada perdida y con el corazón angustiado, esta condición de
impotencia se refleja en nuestro comportamiento y limita nuestra capacidad
creadora.
Las circunstancias de escasez obligan
a los individuos a realizar tareas y labores indignas, debido muchas veces a la
dureza del corazón de los que por Providencia Divina tienen una mejor condición
económica.
La pobreza obstaculiza y pone una
mordaza en el normal desenvolvimiento de la persona, la cohíbe y la margina, le
impide ser alguien que tiene poder de exigir, de reclamar, de ser.
La timidez que se observa en el
campesino rural es la misma que podemos ver en el pobre urbano a ambos los une
una misma condición: su pobreza. Diariamente luchan por redimirse de ella pero
las condiciones no son las mejores para lograrlo.
Rodeados de depredadores
mercantilistas y abusadores económicos, las cosas no son fáciles cuando se
trata de salir de pobre.
El mismo estado y las
organizaciones no gubernamentales que tanta alharaca hacen en relación a su
apoyo en el combate a la pobreza, no son más que contribuyentes indirectos de
que la pobreza se extienda y se mantenga.
Desde hace años se viene
escuchando que hay que combatir la pobreza, que hay que emprender acciones para
favorecer la iniciativa, para proveer empleo, etc… sin embargo cada año que
pasa la pobreza aumenta y al pobre se le continúan negando las oportunidades.
La pobreza obliga a las personas
a no ser ellas mismas, se debe fingir, se debe “parecer” lo que no se es o
siente. De lo contrario son vil y descaradamente postergadas.
Así nos hemos acostumbrado a percibir la
miseria: el pobre es ignorante, nada sabe, si supiera fuera rico. Nada más alejado
de la realidad, muchas personas sumidas en la pobreza poseen una incomparable
sabiduría, una lucidez mental inmensa, pero la costumbre y la prepotencia de los
poderosos les reprime para expresarse con normalidad.
Mientras los “educados poderosos”
no llenen su corazón de bondad, de auténtica comprensión, los pobres irán
albergando en su corazón rencor, aversión y desprecio hacia ellos; A tal grado
que existirá un cisma infranqueable entre los que no tienen nada y los que lo
tienen todo.
Es preciso que los “grandes”
hagan algo por favorecer las condiciones para que el pobre, el de escasos
recursos pueda redimirse de la pobreza y sólo entonces existirá una verdadera
tranquilidad en el ambiente social.
Mientras tanto en el aire
comunitario se respira tensión, inconformidad, rebeldía.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Por favor haz tus comentarios basados en el tema, sugiere, aporta y exprésate con respeto. Tus lectores lo agradecerán.