Estudiosos identifican
algunos elementos que contribuyen a la vulnerabilidad de los grupos familiares
pobres.
En primera instancia, están sujetos a convenciones sociales tales como los días
de fiesta, casamientos y funerales. Estos requisitos sociales crean una demanda
permanente para los prestamistas, cuyas tarifas de usura aseguran una pobreza
permanente.
Es conveniente notar que los sistemas religiosos a menudo cooperan
en este punto al hacer de estas convenciones una parte de la vida religiosa.
En segundo
lugar, los desastres naturales o creados por el hombre muestran la
vulnerabilidad. Los pobres no tienen reservas, y los desastres los empujan a
hacer cosas que desearían no hacer, como vender tierra o ganado.
En tercer
lugar, la incapacidad física, tales como enfermedad, embarazos y
accidentes, revela la vulnerabilidad. Esta aumenta la debilidad física y
resulta en la venta de bienes que las personas no pueden permitirse el lujo de
perder.
En cuarto lugar, existen desembolsos
improductivos para cosas como la bebida, las drogas y bienes infructuosos (como
televisores, equipos de sonido, zapatos y ropas de marca), y malas inversiones
de negocios.
Por último, existe la explotación que
se aprovecha de la vulnerabilidad. Tasas de interés exorbitantes, engaños, coerción,
intimidación y chantaje son utilizados por los poderosos ( con frecuencia los
no pobres dentro de las comunidades pobres) para tomar lo poco que un grupo
familiar pobre tiene: sus bienes e incluso su trabajo.
Algunos de los más célebres estudiosos del
desarrollo afirman que muchas veces se pasa por alto la impotencia porque es incómoda
para los poderosos, incluyendo a los facilitadores del desarrollo. La impotencia
es una invitación a la explotación por parte de los poderosos. Es conveniente
reconocer tres tipos de explotación.
Primero,
los no pobres locales se colocan como redes entre las personas más pobres y el
mundo exterior al atrapar los recursos y los beneficios que se pretendían para
los pobres. Es notoriamente común cómo, casi en cualquier parte del tercer
mundo, las cooperativas de crédito y producción han sido dominadas por los
campesinos más grandes, quienes las han usado para su propio beneficio a
expensas de los productores más pequeños.
En segundo
lugar, los desvalijamientos. Los no pobres locales, incluyendo a la
policía, a los políticos y a los terratenientes, utilizan el engaño, el
chantaje y la violencia para desvalijar a los pobres. Estos a su vez no pueden
recurrir a la justicia, ya que no conocen la ley, no pueden costear la ayuda
legal y tienen miedo de ofender a los patrones de quienes dependen.
Por último, existe el regateo y su ausencia.
Los bienes de los pobres se compran por mucho menos del valor de mercado debido
a las ventas por necesidad o urgencia. Los pobres toman préstamos a tasas
exorbitantes, aun cuando opciones menos costosas están disponibles. Los pobres
son particularmente vulnerables l regateo cuando llega el momento de pagarles
por su trabajo. El poder de retener, o negar trabajo sin razón es una poderosa
herramienta de negociación.
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